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El adivino de la esquina


      Las ciudades llenas de personas que dicen adivinar, era algo que estaba ajeno a mí hasta que una vez mientras caminaba al cumpleaños de un amigo tropecé en una esquina con uno. Que en trance dijo “hoy tú y tu amigos van a conocer el amor”. Yo me reí y simplemente seguí hasta llegar donde Andrew el cumpleañero, allí estaban su hermana Jena, Claudia y Bob. Les conté pero me dijeron que lo ignorara, pues no teníamos planes de salir del apartamento así que nada se cumpliría. Pensando en el adivino, revise el internet para comprobar si había personas con esas capacidades. Luego picando la torta fuimos visitados por los padres de los chicos, le dieron un gran abrazo ya que tenían dos semanas sin verse _mañana comienzan la universidad que bueno. Yo me incomode pues aun no tenia respuesta. Debido al alcohol las cosas entre Claudia y Bob se habían calentado tanto que hasta se alejaron para besarse pero en seguida se detuvieron se vieron bien y decidieron no arruinar su amistad. Yo mientras vi que era hora de regresar a mi pueblo pues no tenía residencia. Busque en internet de nuevo las admisiones y al quedar, una sonrisa y alivio habían llegado a mi _entre a la universidad. Dije me despedí y baje a buscar un bus para el terminal, me fije si el adivino estaba allí, pero después me di cuenta que quizás interprete mal las cosas, ¿que tal si el amor de la vida son nuestros padres que están siempre allí, o un amigo que te cuida, o una carrera que sabes que cuando la cursas te casas con ella hasta que mueres? Quizás eso es un estilo de amor desconocido, quizás el trataba de decírmelo. Confieso que en el terminal conocí a una chica y nos hicimos novios por dos semanas. Pero quien sabe la ciudad espera, quizás el futuro pronto este de mi lado.

publicado el domingo 12 de abril del 2010 "ultimas noticias" echatucuento



La moneda del abuelo


Las personas dicen que la suerte esta en la actitud, sin embargo a muchos les encanta tener amuletos y en mi primer día de la universidad mi familia emocionada me dio la vieja moneda de plata de mi abuelo, decían que de generación en generación le había dado éxito a todos los que la poseían, a mi me lleno de alegría y la lleve con gusto a la facultad, pero como que la suerte no estaba de mi lado, no podía conseguir el horario asignado, no encontraba el salón correcto y por si fuera poco nadie me contestaba, me sentía como un fantasma perdido y dure horas para poder entrar a la clase para que un profesor mal humorado me dijera que por llegar demasiado tarde no podía entrar. Comencé a dudar en el poder de la moneda ya que además de eso había perdido el transporte y la lluvia que empezaba me mojo toda la ropa, así que cuando pensé que todo estaba perdido, vi un auto azul que venia a buscarme lleno de caras conocidas, mis amigos que habían salido temprano de clases, uno de ellos me llama _vamos te vas a empapar, tenemos que comer algo por allí. Por eso mientras me secaba dentro y les contaba lo mal que me había ido pude calmarme, e intentar cenar comida rápida, la preferida por los estudiantes. Que aunque no es sana con moderación no cae tan mal. Luego de terminar, decidí caminar a mi residencia y al ver un kiosco por probar aun mi suerte del día compre un raspadito, al usar la moneda aunque solo gane otro ticket, supe que no todo estaba perdido. Pero desde ese momento simplemente aspiro que mis días pasen como tienen que pasar que sean buenos o malos sin forzar mi destino y la moneda simplemente la guarde en un cofre secreto sin que pueda salir en mucho tiempo, hasta la próxima generación que le corresponda
25 de abril del 2010- publicado- ultimas noticias- echa tu cuento